lunes, 9 de julio de 2007

Siguiendo a Vilém Flusser



La acepción más en uso del término DISEÑO es la de signo, indicio, presagio, designio... Vilém Flusser en su libro FILOSOFIA DEL DISEÑO nos propone otra perspectiva. En inglés la palabra DESIGN como sustantivo significa entre otras cosas: intención,
plan, propósito, meta, conspiración malévola, conjura, forma, estructura fundamental... todo ello relacionado con ardid y malicia. Como verbo significa: tramar algo, fingir, proyectar, bosquejar, conformar, proceder estratégicamente...

Estos conceptos situan al diseñador como un conspirador malicioso, que se dedica a tender trampas. Ya que el diseñador es quien obliga a la forma a aparecer... es decir, de-forma las ideas, las manipula con la intención de hacerlas visibles a los demás.

Esta tesis propone que “La cultura es embustera y también lo son sus manifiestaciones”. La pregunta que se hace Vilém Flusser es: ¿a qué y a quién engañamos cuando nos comprometemos con la cultura (técnica, arte y diseño)? La respuesta parece lógica: “El diseño que constituye el fundamento de toda cultura es engañar a la naturaleza precisamente por medio de la cultura, superar a lo natural mediante lo artificial y construir discursos y máquinas”.

Por fín ha llegado la hora de ser conscientes de la situación. En esta época en que sobreabunda el diseño y hay una devaluación de todos los valores, es cuando estamos dándonos cuenta de que toda cultura es un engaño, de que somos embaucadores embaucados y de que cualquier compromiso con la cultura desemboca en el autoengaño. Es cierto que podemos renunciar a la verdad y a la autenticidad en pro de un mundo más bello, más perfecto y mejor diseñado. Pero ¿acaso podemos y queremos renuncar a la autoexpresión (aunque sea muy limitada)?.

Como seres pensantes tendemos a la afirmación: a la auto-afirmación como individuos, o a la con-firmación como grupo. En este orden de cosas, el diseño sería una manera de pensar con y para los demás, pero también de autoafirmación, de pensarse y re-pensarse contínuamente frente a las cosas y a los otros...

El hecho de diseñar es un acto filosófico. No se puede elegir una posición, un punto de vista, sin manipular la situación. Esto no es nada nuevo, según Paul Rand el trabajo de los diseñadores consiste en manipular palabras e imágenes. Diseñar es una manera de pensar. Según Vilém Flusser “antes de su articulación el pensamiento es virtualidad, es decir, nada. No se puede pensar antes de hacer ciertos gestos. Tener ideas no escritas, no expresadas, significa tener nada. Quien asegura que no consigue expresar sus pensamientos está diciendo que no piensa.” Desde esta perspectiva el diseñar es un compromiso ineludible que aumenta el territorio de lo pensable. Es una respuesta a nuestra necesidad de expresión (de pensar la forma y dar sentido a la realidad).

Proponemos imágenes como actos de pensamiento, ya confusos o claros, directos o sutiles, críticos o condescendientes… y todos ellos fruto de la necesidad de expresar lo que vemos, sentimos y compartimos con nuestros semejantes.

3 comentarios:

JaelLena dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JaelLena dijo...

me encanta tu trabajo. me parece brillante. quisiera saber quien sos o como puedo comunicarme con vos.

te dejo mi mail
jaelena@live.com.ar

Laufer dijo...

Gran artículo, de los que te aportan.