miércoles, 11 de julio de 2007
Secretos de estado
Entre 19.000 y 25.000 personas siguen condenadas a muerte en todo el mundo. Al menos 1.591 personas fueron ejecutadas durante 2006 en 25 países, el 91 por ciento sólo en China, Irán, Pakistán, Irak, Sudán y Estados Unidos. En Kuwait se registró el mayor número de ejecuciones per cápita del mundo, seguido de Irán.
Estas cifras son aproximadas debido al secretismo que rodea a la pena de muerte. Muchos gobiernos, como el de China, se niegan a publicar estadísticas oficiales completas sobre las ejecuciones, mientras que el de Vietnam ha llegado a declarar “secreto de Estado” las estadísticas e informaciones sobre la pena capital.
China es el país donde se llevan a cabo casi el 65 por ciento de todas las ejecuciones: en 2006 fueron ejecutadas al menos 1.010, aunque otras fuentes elevan la cifra entre 7.500 y 8.000. En China una persona puede ser condenada y ejecutada hasta por 68 delitos, incluidos delitos no violentos como fraude fiscal, malversación de fondos y delitos de drogas. Es preocupante que China siga liderando la lista de países que aplican la pena de muerte, cuando ya ha comenzado la cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín.
El 31 de octubre de 2006 se produjo una buena noticia al ser aprobada una enmienda legislativa que faculta al Tribunal Supremo Popular a revisar todas las condenas a muerte dictadas en China. Amnistía Internacional considera que es un paso positivo ya que puede traducirse en una reducción del número de ejecuciones, pero la organización insta a las autoridades chinas a abolir la pena capital totalmente.
Irán ejecutó en 2006 a 177 personas. Además, este país se ha convertido en el principal ejecutor de menores. En 2006 ejecutó al menos a cuatro y en 2005 aplicó la pena capital a ocho menores. Además, todo apunta a que en 2006 Irán reanudó las ejecuciones por lapidación.
Pakistán también ejecutó en 2006 al menos a un menor. Es preocupante que en el pasado año ejecutase a 82 personas, la mayoría de ellas sólo en la provincia de Punjab.
Irak se ha convertido en el cuarto país con el número más alto de ejecuciones, con al menos 65 personas en 2006. Las autoridades iraquíes están aumentando el uso de la pena de muerte, una pena impuesta en ocasiones tras “confesiones” televisadas, denuncias no investigadas de tortura y juicios injustos.
También Sudán ejecutó el año pasado a 65 personas. El Código Penal sudanés, basado en parte en una interpretación de la ley islámica, prevé penas como la flagelación, la amputación de miembros y la muerte por lapidación o ahorcamiento.
En Estados Unidos murieron ejecutadas en 2006 53 personas. Este país sigue condenando y ejecutando a personas con graves enfermedades mentales.
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LA OPINIÓN DE GEORGE W. BUSH
George W. Bush no se cortó un pelo en admitir que tendría la misma política inflexible sobre la pena de muerte a su entrada en la Casa Blanca que tuvo en Texas, donde ha presidido el récord de ejecuciones de la historia de los EE.UU.
Así escuchamos en invierno del año pasado y antes de ser elegido lo siguiente: "Yo apoyo la pena de muerte, creo que es una medida que ayuda a salvar vidas".
En los seis años que estuvo al frente de la gobernación de Texas, fueron ejecutadas 152 personas. Sólo en el 2000, pasaron por las manos del verdugo 40 presos, el último de los cuales fue Claude Howard Jones, un asesino de 60 años.
La última vez que en los Estados Unidos se había ejecutado tanta gente como en Texas había sido en 1862, cuando la caballería ordenó que se liquidara a 35 indios en Minnesota.
A Bush parece no conmoverle las peticiones nacionales e internacionales contra la ejecución de casos tan sonados como el de Karla Faye Tucker, conocida como la "asesina del pico", por cuya vida pidieron hasta grupos ultraconservadores del partido Republicano, como la iglesia de Pat Roberson. Fue la primera mujer ejecutada en Texas en más de un siglo, pero Bush no mostró contemplación, aún habiendo recibido una carta del papa Juan Pablo II.
Eso sí, Bush cree a ciegas que en Texas nunca se ejecutó a una persona que no se lo mereciera. Para convencerse de lo contrario, tendría que mirar a la Florida, el estado que gobierna su hermano Jeb, donde el pasado invierno, se descubrió que los análisis genéticos de un condenado a muerte, que murió de cáncer antes de su cita con el verdugo, determinaron que el preso había pasado 11 años en la cárcel injustificadamente. Se llamaba Frank Lee Smith, y nunca pudo probar su inocencia ante una corte.
En los Estados Unidos, sin embargo, la pena de muerte sigue siendo todavía demasiado popular. El último sondeo sobre el tema reveló que el 66% de la gente sigue pensando que es un buen método para castigar a criminales. Pero, en 1984 ese apoyo era del 80% .
Actualmente, en Estados Unidos hay más de 3.600 presos condenados a la pena capital, de los cuales 21 están en el corredor de la muerte por haber violado la legislación federal promulgada por los presidentes Ronald Reagan y Bill Clinton, por lo que la concesión de la medida de gracia para con estos presos depende directamente del presidente de la nación, y no del gobernador de un Estado, como es habitual.
http://www.ya.com/penademuerte/bush.notfinal.htm
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