martes, 6 de noviembre de 2012

Diseño parlamentario

Siempre hemos sentido que el diseñador tiene su profesionalidad comprometida, pues no le quedan más que dos caminos: desengañar o engañar. Y eso sólo lo puede conseguir si es capaz de conectar con la gente sin ofrecer ornamentos vacíos y distracciones, y denunciando de un modo radical las insuficiencias. Éste es un país donde la voz ciudadana proclama en sus calles “no hay p
an para tanto chorizo”, en el que una diputada grita “que se jodan” mientras el presidente anuncia el recorte en las prestaciones por desempleo, y donde los políticos tienen el mismo poder mediático que los payasos de la tele. Ante esta situación los ciudadanos deberíamos replantearnos algunas cuestiones fundamentales.

Pensemos!!!!
Si el espacio público es el lugar adecuado para la fricción y el contacto social, por qué los poderes políticos y los distintos medios de comunicación tratan de ocuparlo, controlarlo y manipularlo. Cuando esto sucede de forma tan abusiva como en la actualidad, el ciudadano puede buscar en el diseño activista una opción posible de interferencia. El diseño para el activismo consiste en un conjunto complejo de relaciones entre el sistema experimental de creación, los usuarios, el contexto y la sociedad. Es un modelo dinámico de interacción, que tiene su espacio de ensayo y producción en la calle. El diseño activista provoca procesos de crítica, libertad, juego y experiencias de socialización cultural.

Pensemos un poco más!!!!
Hoy afirmamos que vivimos en un sistema democrático y nadie lo cuestiona. ¿Es el parlamento el lugar de las negociaciones continuas? si esto es cierto, debería tener la suficiente plasticidad como para mantenerse abierto y flexible, inestable y cambiante. Un espacio para la polémica y el diálogo ya que sin ellos no existe la realidad. En consecuencia, el parlamento auténtico está en la calle. Los diseñadores pensamos que no tenemos influencia sobre los grandes asuntos y nos limitamos a los pequeños porque entendemos que es posible dominarlos. Sin embargo, podemos decir y hacer muchas cosas al respecto. El artista islandés Olafur Eliasson considera que cualquier estructura debería tener un pequeño parlamento, un lugar para la confrontación y el debate; que el museo, la universidad y el estudio del diseñador/artista deben ser plataformas de discusión.

La idea está clara!!!!
El poder político es nuestro propio poder y los actos de subversión pueden inspirar a otros. Utilizar la creatividad nos permite superar el derrotismo. Esto es diseño parlamentario!!!!
 
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Texto de Un mundo feliz publicado en NEO2
noviembre 2012

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