Hace unas semanas nos encontramos en Helsinki con el maestro Pekka Loiri. Es una persona tan sencilla y sincera como lo son sus diseños. Nos regaló su tiempo y algunos catálogos. Quedamos tan impresionados que nos gustaría compartir con vosotros algunas de sus palabras e imágenes.
"Quiero pensar en los carteles que diseño como si fueran bagatelas. Con esta palabra me refiero a actores de un papel secundario, menores en forma y ligeros. No obstante, una bagatela nunca es algo de poca importancia…
Un buen cartel transporta un mensaje eficazmente y lo extiende estéticamente a quienes lo observan. Veo demasiadas imágenes brutales, las cuales producen efecto simplemente haciendo daño y ofendiendo. Es verdad que aquello, en donde el componente estético ha desaparecido, y donde solamente permanece lo brutal, produce que uno se detenga. Pero es justamente aquí donde se esconde la crueldad de hacer bien un cartel: cómo lograr que la elegancia tenga éxito, el refinamiento, cómo integrar la delicadez y la nobleza en un mensaje efectivo. Cómo ser al mismo tiempo educado y desvergonzado…
Diferentes tipos de carteles influyen con diferentes métodos. Los carteles de orden social deben ser más directos que aquellos que traten hechos culturales. Un cartel que toca lo social habla de la protección de la naturaleza y de los derechos humanos. En él está permitida la presencia de esta mencionada brutalidad, este cartel puede golpearnos los costados y ser perturbador puesto que no debe pasar por el filtro de la mirada de individuos con una alta formación…
El realismo y el naturalismo no pertenecen al repertorio de mis medios, sino que aspiro a una belleza concentrada. Quiero cautivar. Quiero entrar en contacto con las personas de un tajo, de forma concisa, como el cuento. Preparo cuentos, historias que pasan rápidamente, en tan sólo un momento…
Aquello que un diseñador realiza puede acabar siendo arrollado por el mensaje de otro. Un mensaje sin intención acaba por no tener una dirección clara. Alguien acabará por leer el mensaje de forma equivocada…
Cómo llegar a dar con lo esencial del alma de los mensajes y lograr que éstos sean comprendidos por cualquier ser humano. El método más sencillo es gritándolos de forma directa: ¡no más guerras! Es tildar una casilla. Una discusión o un movimiento no se crean. Raramente alguien obedecerá las órdenes. No hagan la guerra. No hagan ese tipo de carteles. De niño no se me había ocurrido meter una aguja de tejer en el enchufe hasta que mi madre me hizo notar lo peligroso que era. Luego de la advertencia, esperé un momento hasta estar solo para poder probar el efecto eléctrico. La prohibición directa funciona como una sugestión. Prohibiendo se abren pequeñas puertas a los mundos de maravilla de todas las Alicias…
Aquellas personas a las que les fascina el mundo visual, pueden ser solamente influenciadas con mensajes que no estén basados en órdenes. Si el mensaje de la imagen es de orden estético, y acaso logra detenerlo a uno por el interés que logra crear, o por la forma en cómo está hecho, merecerá, entonces, ser escuchado. Las imágenes más excitantes son aquellas en las que el significado del mensaje no se presenta directamente y, sin embargo, uno se queda enganchado con ellas desde el primer segundo. El cartel puede llegar a pretender en un principio inocencia y timidez. Puede verse hasta bastante gracioso, pero herir también como un cuchillo. Un cartel puede ser peligroso.
Muchas veces el humor es parte de la estética. Éste, con una sonrisa sarcástica, agita el pensamiento, despierta en cada espectador una personal cadena de razonamientos. Esta consecución de ideas podrá terminar de diversas formas, Pero en el fondo, es absolutamente necesario que haya un asunto: el mensaje. Un mago no puede sacar un conejo de la chistera si no hay conejo. Puede intentarlo si quiere, pero lo descubrirán. En algún lado debe haber un núcleo, porque de donde no hay, no se puede sacar.
Un cartel contiene metáforas y mensajes, los cuales no dibujo uno a uno. Mostrar al gato probablemente no sea la mejor manera de hablar de gatos. Al mismo tiempo el cartel debe ser inteligente y simple. Yo siempre busco los mensajes en las imágenes. He leído mensajes que incluso ni siquiera el autor se propuso decir. He encontrado cosas en presentaciones o en libros que no deberían haber estado. El aparato receptor personal que regula los mensajes muestra unas veces unas cosas y otras veces otras…
Como diseñador de carteles he pensado cuántas guerras detenemos, cuántos icebergs salvamos con nuestros carteles; difícilmente a todos. Pero seguramente sin carteles tendríamos muchas más guerras y el derretimiento de los icebergs inundaría nuestros sótanos. Que sepan, maldita sea, quienes toman las decisiones, que van a seguir siendo presionados con más carteles. Es importante funcionar con los propios medios. Esta es mi bomba de desaguar sótanos.
La vida del diseñador de carteles no está fuera del mundo. Las antenas de quien hace carteles están en una tensión constante hacia la vida y vibran por todo aquello que sucede y en donde él deba intervenir. Es mucho más difícil que antes lograr un cartel. En otras palabras, cada vez es menos frecuente ver en los paisajes urbanos carteles sociales, sobre la guerra, los derechos humanos o sobre el cambio climático…
Como diseñador soy un artesano espontáneo pero lento. Me gusta hacer para el cliente maquetas de cartón, así yo también puedo vislumbrar cómo quedará el trabajo final. En un primer momento, pienso tanto la primera como la segunda versión en papel, antes siquiera de acercarme a la computadora. Bosquejo mejor en sobres viejos o sobre los márgenes del diario, y con lápiz. Eso reduce la intensidad de mi superyó…
Además de la velocidad, todo tipo de proceder lógico me aterroriza. En general, es justamente lo que se espera de un diseñador, en ocasiones se le exige. La seguridad y la tranquilidad nacen de lo ilógico, difícilmente nacen de cosas que pueden ser definibles, las cuales, sin embargo, transportan claramente un mensaje. Las cosas que permanecen, que lentamente se dan a la vista, son las más interesantes. Lo lógico sólo crea estándares.
Los colores y la armonía habrán de llegar a la imagen en paz. En caso de que no lleguen, el cartel será en blanco y negro… No sé, no quiero utilizar colores desaturados. Mis colores son potentes, puros, enteros. Si alguna vez se diluye su pureza, nunca hacia el negro o hacia el blanco. Mis colores son saturados. Los míos son colores chillones… El color no es color por sí solo, sino junto a otros colores. Como diseñador escandinavo sé que me vuelvo categórico. A mis colores los llaman escadinavos, y es verdad. Definitivamente los trabajos más coloridos provienen del norte. Los contrastes extremadamente intensos son nuestros, porque nuestra luz es intensa por un periodo corto de tiempo…
De todas formas, como hacedor de imágenes, soy un ser urbano. Yo no vivo en el bosque ni, mucho menos, encerrado en mis mundos internos. Soy un ser humano intensamente social, visual, al que un buen partido de fútbol y la música clásica lo hacen feliz."
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LOIRI / BOGOTÁ / PRAGUE / PAGATELLI
Texto: Pekka Loiri / Lilli Loiri-Seppä
Traducción: Ignacio Maldován
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+ info: Original Loiri Inc.
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