miércoles, 13 de febrero de 2008

El Observatorio












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MIRADAS SOBRE EL OBSERVA-
TORIO

por Daniel Garcia
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Mapa o Museo. El Observatorio, más que un trabajo de arte, plantea un proyecto político. Su inquietud por el espacio público y la intención de hacer a un lado valores estéticos son aspectos que proponen no limitarse a la imagen; antes bien, se sugiere un regreso a la ciudad, un reencuentro con los lugares ciegos. El fragmento de Walkscapes que funciona como su manifiesto, incita tácticas, modos de conocimiento: “abrir un sendero, reconocer un lugar, no dejar huellas…”. Todo esto invita a que el resultado no se desligue tajantemente de la experiencia que lo produjo. El Observatorio potencia su fuerza cuando insinúa itinerarios que sobrepasan lo visual. Si el visitante tiene la posibilidad de transitar por el lugar de donde proviene la representación, su mirada necia y tranquila de la ciudad se verá alterada: en su nueva visión descubre esos parajes urbanos que se han petrificado como las estelas o las vitrinas de los viejos pasajes y reconoce lo que a cada momento desaparece (barrios enteros, formas de habitar y transitar). El paisaje urbano queda duplicado y su trampa de estabilidad y movimiento puesta en tela de juicio. Si bien es cierto que cada propuesta es un recorrido en sí mismo, apartarse de ella para volver a la calle es su objetivo secreto. Solo así queda planteada la duda por el sentido de la ciudad y lo que se denomina cultura urbana; solo en esa medida se pueden cuestionar ciertos límites que impone la representación.

Sin embargo la exhibición de las propuestas olvida esto. Pocas de ellas están georeferenciadas o narran el momento de realización. El nombre del autor, el título y el texto son los datos que aparecen invariablemente acompañando a cada imagen. De esta manera el espacio del Observatorio extravía su valor inicial y se convierte en una especie de muestra de artistas. Tal forma de presentación obedece a las reglas del museo y olvida el pacto de lo público: hacer colectivo ese espacio común que es la ciudad y con ello perder el más fuerte de los referentes. A partir de esta anotación se sugiere que para las futuras producciones que conforman el Observatorio se plantee la polémica entre la coordenada personal y la referencia al territorio que posibilitó la imagen –no importa que tan sutil sea el vínculo entre ellos. Esto no significa que un tipo de información tenga que desplazar al otro (aunque el anonimato siempre permite burlarse de la censura). Al parecer resulta necesario pensar otras tácticas para la puesta en escena. La conformación de un mapa o “la invención de una geografía” sugieren modelos que pueden ser utilizados.

Lo Homogéneo y lo Heterogéneo. Uno de los síntomas del Observatorio es la recurrencia a ciertos temas por parte de diferentes propuestas. ¿Cómo en un espacio virtual que se plantea para captar diversidades, coinciden miradas similares? La primera respuesta que se puede dar es que el horizonte bogotano (y el de toda ciudad) es árido con respecto a lo múltiple; en la naturaleza de lo urbano las fuerzas que actúan ante todo buscan lo homogéneo como una estrategia de funcionalidad: la capital vista desde el Observatorio se convierte entonces en un repetido telón de fondo hecho de sombras de puentes y casas partidas por la mitad; el lugar para la gran manada de perros callejeros o un mercado ambulante, disperso y sin embargo continuo -indiferenciado en última instancia. El ejemplo más obvio de ello son los largos corredores de ruinas que implican las obras del gobierno para la estandarización del transporte público. Estas vías enmarcadas por construcciones semidestruidas se han convertido un paisaje típico para todos los habitantes que transitan en la ciudad actualmente. En esa medida, ¿qué sentido tiene registrar el evidente escenario de casas destruidas? ¿Acaso con ello no se reproduce automáticamente el juego de lo homogéneo que plantea el desarrollo urbano, y que la crítica de un observador despierto debería combatir?

Aquí entra un factor importante para tener en cuenta. Las imágenes que insisten en una temática, se refieren generalmente a coyunturas: acontecimientos y luchas que está sufriendo el entorno urbano. El paisaje que ahora es cotidiano para el habitante –ruinas, ventas ambulantes, rústicos y extraños avisos publicitarios, etc.- en un período no muy extenso puede caer fácilmente en el olvido por su transformación vertiginosa. De tal forma, esas visiones que determinaban la identidad de la ciudad en un momento, empiezan a hacer parte de lo heterogéneo –lo diferente– en la medida en que se convierten en la representación de su pasado. Por ello los temas de lo homogéneo y su contrario deben ser abordados cuidadosamente, ya que al parecer su naturaleza no tiene que ver tanto con los espacios –la pretensión de encontrar un lugar, una mirada distinta a todas- como con los tiempos que van determinando la vida urbana. El aspecto que se propone para ser debatido tiene que ver con el momento de exhibición de las imágenes. ¿El observatorio debe rotar sus contenidos de acuerdo con las imágenes que se produzcan en el presente, o debe ampliar sus coordenadas temporales hacia el pasado?

Conclusión: Imagen, Discurso y Ciudad. Uno de los trabajos del observatorio que llama la atención por su temática y tratamiento es el que expone imágenes en las que los objetos han perdido su función temporal o definitivamente. Un grupo de sillas que se secan al sol, un árbol caído en la mitad de una plaza o un mueble desvencijado sobre un andén, son muestras de escenas cotidianas que se enfrentan al peatón y obstruyen su paso. El carácter disfuncional de estas imágenes –no solo por lo que representan, sino también por su evidente desinterés con respecto al arte y lo discursivo– ofrece una mirada singular del problema de la ciudad. Es cierto que con tal afirmación se ingresa en el campo del discurso y lo artístico, pero lo que interesa en este caso es el punto de partida y el tema. Cada una de las propuestas del Observatorio deberían cumplir el papel de esos objetos: obstruir la mirada tranquila del habitante, cerrar su paso y hacerlo detenerse. En ocasiones las bellas representaciones de lo urbano y los inteligentes discursos que apoyan sus argumentos en imágenes, tan solo contribuyen a endurecer nociones preconcebidas de la ciudad en las que los valores de lo público y lo privado tienen sus territorios definidos de antemano.

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www.elobservatorio.info
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1 comentario:

Anónimo dijo...

"La rebelión se pone de moda"

Una de las ferias de moda más importantes de Europa, Bread and Butter Barcelona, ilustra con claridad la velocidad a la que las marcas se apropian de tendencias, imaginarios e incluso sentimientos.

http://www.diagonalperiodico.net/spip.php?article5340

saludos