lunes, 26 de noviembre de 2018
Political Ergonomics by Langdon Winner
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ERGONOMÍA POLÍTICA
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Política y diseño: ¿cuál es su territorio compartido? A primera vista, las dos esferas de la práctica parecen tener poco en común. La política, después de todo, se relaciona con los asuntos humanos en acción, el movimiento colorido de la vida pública: el ascenso y la caída de los contendientes por la influencia, las coaliciones volátiles, las peleas impredecibles y las luchas partidistas amargas. Participar en la política implica hablar y hacer, tratar de persuadir o coaccionar a otros dentro de un drama continuo que incluye negociaciones intensas, acuerdos y juegos de poder, algunos de los cuales tienen contornos nítidos y duraderos. En contraste, el diseño usualmente se centra en la producción de patrones duraderos en cosas artificiales, el intento de dar forma a las cosas que se espera sean fijas, estables, bien planeadas, incluso inertes. Alejado del bullicio y el ruido verbal de las maquinaciones políticas, el diseño se centra en objetos que son útiles y/o hermosos en la satisfacción de los propósitos humanos. [...]
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El campo de estudio que recomiendo podría llamarse ergonomía política. El término "ergonomía" es utilizado por ingenieros y diseñadores industriales como un nombre para el proceso en el cual la forma de un instrumento útil se adapta a la forma humana. El problema es el ajuste físico entre cuerpos y herramientas. [...] Tal como lo practican la mayoría de los ingenieros y diseñadores industriales, dicho trabajo se enfoca de manera estrecha en las formas en que los instrumentos ofrecen o no la facilidad del rendimiento individual; sin embargo, las dimensiones sociales, morales y políticas de la relación humana con dichos objetos materiales rara vez se tienen en cuenta. [...]
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Analizando una amplia gama de periodos históricos y regímenes políticos, se evidencia que la ergonomía política no es algo nuevo. Los ricos y poderosos en la sociedad siempre han tenido un buen sentido instintivo de las ventajas que se encuentran en el control de las formas construidas de la civilización material. Lo que es nuevo es la posibilidad de que estos asuntos se conviertan en un terreno ampliamente disputado de debates y elecciones, en lugar de mantener el modelo de convenciones impuestas que nos obliga al silencio.
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Queda por verse si las tecnologías conformadas por una ergonomía política igualitaria y democrática también serían competitivas en el sistema económico mundial. [...]
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Como sugiero aquí, la ergonomía política debe considerarse como un complemento de otros modos de investigación y acción política. Los enfoques más conocidos, especialmente el estudio del poder típico en los análisis de la economía política, siguen siendo cruciales para comprender cómo se crean las instituciones, los instrumentos y las prácticas existentes, cómo funcionan y cómo pueden ser desafiados de manera efectiva. De hecho, la tipología de proyectos que propongo seguirían siendo un mero sueño si no hubiera un poder social, político o económico capaz de intentar implantarlos. Bajo las condiciones actuales, parece poco probable que surja una ergonomía política humanitaria, democráticamente motivada y ampliamente efectiva. Pero también es cierto que en la sociedad moderna una de las manifestaciones más graves de la condición de esta sociedad "sin timón" es una atrofia generalizada en la capacidad de imaginar cómo sería la sociedad alternativa y sus tecnologías. Incluso aquellos ansiosos reformadores y revolucionarios que han logrado alcanzar un poder real en el siglo XX han demostrado una incapacidad lamentable para aplicar los poderes de la creatividad humana en la configuración de una conexión más positiva entre los propósitos humanos y la estructura de los medios técnicos. Realizar una mejor conexión entre la política y el diseño de las cosas es el desafío que nos espera.
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Langdon Winner, "Political ergonomics", en Discovering Design. Explorations in Design Studies, Edited by Richard Buchanan and Victor Margolin (Chicago and London: The University Chicago Press, 1995) pp. 146-170.
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