«He aquí una derecha que no está a favor de la colonización, ni de la nación, ni de Occidente... Está a favor de Europa, sin duda, pero de una Europa que regresaría a sus fuentes, las cuales no se sitúan en Asia de donde nos viene el cristianismo, sino en el norte, de donde llegaron los bárbaros jerárquicos y poéticos: celtas, vikingos y germanos. La civilización que viene del frío. Según Dumézil [… ] esta civilización se caracterizó por la jerarquía de las tres funciones: soberanía, guerra y producción (esta última, naturalmente, subordinada y vulgar). Son fantasmas, pero ¿qué importa? Esas genealogías tienen un valor simbólico: se oponen al mundo desencantado de la técnica, reemplazan a las trascendencias difuntas y los progresismos derrotados. Todo sucede como si, tras haber cifrado sus esperanzas en el cielo (religiones verticales) y después en la tierra (religiones horizontales), esos europeos volvieran a las religiones telúricas, al culto de los héroes muertos y las tradiciones perdidas. Delirio ya centenario, cuyas manifestaciones recurrentes se atenúan si se las compara con el nacionalismo y el racismo que recientemente devastaron Europa.»
—
Domenach, Jean-Marie (1983) Las ideas contemporáneas. Nueva derecha y sociobiología. Editorial Kairós, Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario